jueves, 30 de diciembre de 2010

¿Qué pasa cuando las cosas se desenfocan?

Normalmente que se ven mal, si es que no acaban perdiendo el sentido. ¿Obvio? Menos de lo que parece. Estamos tan acostumbrados a ver las cosas parcialmente, desde nuestro punto de vista, desde nuestra lógica, que ya nos parece normal. La miopía, el interés, la envidia, la prisa y la tozudez nos han conseguido desorientar de tal manera que ya no sabemos a dónde estamos mirando ni lo qué. Simplemente estamos mareados.

En mi anterior artículo en este blog hablaba de una campaña de educación vial en una pequeña ciudad norteamericana de poco más de 200.000 habitantes bien planteada y bien ejecutada. Una campaña que ponía el acento en los conductores de coches, que iba dirigida a ellos, que les alertaba de los peligros de ciertas actitudes negligentes y que les advertía de la presencia de otros usuarios de la calle.

Ahora toca mirar a nuestro alrededor a ver qué pasa. Y he dado con este tesoro de campaña de educación vial para peatones y ciclistas que andan por aceras bici que propone el ayuntamiento de la ciudad en la que vivo: el Ayuntamiento de Pamplona (200.000 habitantes).

 


¿La diferencia?

Aquí vemos una campaña de carácter infantil, donde se caricaturiza y se ridiculiza precisamente a peatones y ciclistas, donde se les alecciona, donde se les advierte, donde, en definitiva, se les culpabiliza de los posibles accidentes en los que puedan verse envueltos (de hecho los coches ni siquiera muestran a sus ocupantes). Lamentable.

¡Lógica!

Pero no es más que una consecuencia de una lógica que se repite por nuestra geografía mucho más de lo que estamos dispuestos a reconocer.
  • La lógica de que los que caminan y los que andan en bicicleta son estúpidas víctimas de su atrevimiento.
  • La lógica que nos ha llevado a proponer la ridícula condición de evitar la interacción de las bicicletas con el tráfico y apartarlas hacia circuitos pseudo-peatonales en competencia con los viandantes.
  • La lógica que ha conseguido plantear un enfrentamiento indeseado entre peatones y ciclistas, que es culpa de ellos y que ellos tendrán que resolver. Absolutamente demencial.

Esa lógica, la de los coches sólos y todos los demás aparte, es la que nos ha llevado hasta aquí.

¿Cuál será el siguiente paso?
Yo apuesto por que toda esta lógica se va a normativizar, se hará de obligatorio cumplimiento y se sancionará a los infractores ejemplarmente, a menos que la Dirección General de Tráfico tome cartas en el asunto y las haga valer.

2 comentarios:

  1. Muy en la línea de las últimas campañas del ayuntamiento de Barcelona para ciclistas (http://biciene.blogspot.com/2010/10/bicivismo-cambios-en-la-actitud-del.html) y peatones (http://biciene.blogspot.com/2010/11/el-turno-de-los-peatones.html).

    En resumen: alarmismo, victimización...

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  2. Gracias por esta entrada en tu blog. Parece mentira que continuemos con este modelo educativo dirigido al respeto de la velocidad de los vehículos en las zonas urbanas en vez de al calmado del tráfico en las ciudades.

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