martes, 30 de noviembre de 2010

Esto nos va a salir caro... muy caro

A todos. A los ciudadanos contribuyentes, que al final son los usuarios y los paganos. Y no hablo de las multas e indemnizaciones que han empezado a resultar de sentencias de juicios a ciclistas que han atropellado a peatones en las aceras. Tampoco en las sanciones astronómicas que algunas ciudades están proponiendo para atajar actitudes incívicas o inadecuadas de los ciclistas. No. Con la alegría con la que se están haciendo las cosas, esto va a tener unas consecuencias importantes, bastante más importantes que estos casos aislados. Y las vamos a pagar, por supuesto.

Nos va a salir cara la pretensión de muchos ayuntamientos de contar con una red de vías ciclistas. Ambición cuestionable por tratar de desdoblar el viario para cada tipo de vehículo que se quiere incluir en la circulación como si no hubiera otra forma de que circulen seguros. Vías para coches, para autobuses, para tranvías, para bicicletas y para peatones, paralelas pero con inevitables, inverosímiles e incomprensibles estrechamientos, confluencias, cruces y finales.

Nos va a salir caro el intento de justificar un sistema de transporte público individual que no se reequilibra, que no compensa viajes en coche y cuyas concesiones, costes, emisiones y financiaciones son poco menos que opacos o inconfesables. Las bicicletas públicas.

Nos va a costar mucho recompensar a los peatones de los agravios a los que les estamos sometiendo de manera sistemática integrando la circulación de bicicletas en plataformas peatonales con la sospechosa excusa de querer defenderlas de su espacio natural, la calzada.

Nos va a resultar realmente penoso tratar de entender esta multiplicidad de criterios, normativas, casuísticas y excepciones que hemos sido capaces de generar a la luz y como consecuencia de muchas chapuzas realizadas alocadamente y con objetivos de notoriedad política y social.

Pero lo peor del caso es que, para cuando nos queramos dar cuenta, la situación habrá tomado un cariz tan insostenible y unas inercias tan espeluznantes, que hará que volver las tornas se convierta en un trabajo más arduo y más costoso que seguir con la sangría y dejarlo correr.


Y no se van a conseguir los objetivos

Esto es:

  • mejorar la funcionalidad de la bicicleta como medio de locomoción,
  • reducir la accidentabilidad por kilómetro recorrido,
  • reducir los robos y el vandalismo contra las bicicletas,
  • disminuir el número de viajes en coche (aunque sea eléctrico) en los centros de valor urbano,
  • hacer ciudadanos y ciudadanas más conscientes, que, con sus opiniones y decisiones, participen en la configuración de su entorno
  • en definitiva, hacer ciudades más habitables, más sociales, más seguras y más divertidas.

Por lo visto esto no era lo importante. O no era lo más interesante. Estamos en temporada de elecciones.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Es un mundo loco, loco, loco

La brecha entre la realidad y la imaginación cada vez es más profunda. Cualquier despropósito imaginable, por más desorbitado que nos pudiera parecer, es mejorado por las decisiones y acciones que se llevan a cabo, realmente.

Ahondando en el tema de la ciclabilidad, los últimos acontecimientos nos hacen mirar a Sevilla y a lo que allí se está perpetrando. Hace unos años el Ayuntamiento de Sevilla decidió ponerse manos a la obra y hacer, en tiempo record, la mayor operación de ciclabilidad jamás vista. ¡Y vaya si lo hicieron! Y lo hicieron fundamentalmente dotando a la ciudad de una red de aceras bici bidireccionales realmente impresionante y de un sistema de bicicletas públicas de última generación. Por supuesto que hicieron otras acciones entre las que cabe destacar un programa educativo dirigido a colegios e institutos para reforzar la educación vial en bicicleta, pero lo más visible fueron las infraestructuras. Algo realmente ambicioso.

En tan solo 5 años consiguieron multiplicar el número de ciclistas. No era difícil porque partían de unas cifras realmente modestas, pero se puede catalogar como "un éxito sin precedentes". Todos estaban exultantes. Hasta aquí todo bien.



El problema
esta aquí. ¿Qué ocurre cuando esto sucede? En Sevilla (y en muchas otras ciudades "modernas") se ha planteado todo este desarrollo de facilidades para la bicicleta en espacios naturalmente peatonales, en aceras, en paseos, en parques y en plazas. Aunque muchas veces para ello han necesitado tomar parte de la superficie de la calzada, siempre se ha realizado la actuación a la altura de los peatones. Esta es la cuestión. Parece una nimiedad pero no lo es. Al plantear todos los desarrollos y las normativas que les dan soporte en escenarios peatonales se han cambiado el espacio y las reglas de juego.

El resultado: con la excusa de defender la integridad de los ciclistas se ha damnificado de una manera determinante a los peatones. Peatones que, más allá de la mera categoría, somos todos antes, después y durante. Peatones que hasta entonces podían desplazarse tranquilos, despreocupados, ocupados en sus pensamientos, ahora se han visto invadidos, usurpados, condicionados. No es sorprendente observar peatones que se giran y miran hacia atrás antes de girar. ¿Tienen manía persecutoria? ¿Es alguna especie de esquizofrenia? No. Es la realidad. Son las bicicletas, son los ciclistas que circulan en las aceras, son los "cicleatones".

Y los peatones tratan de defenderse. Y se organizan. Se asocian. Resulta extraño que la mayoría se tenga que asociar. Es contradictorio, pero es así. Y reclaman sus derechos. Pero desde los distintos poderes se les recuerda que esta cruzada en favor de la bicicleta es más fuerte. Mucho más.

Si con esto no tenían suficiente, el Tribunal Supremo sentencia a favor de la Ordenanza de Circulación de Peatones y Ciclistas de Sevilla, habilitando a los ciclistas en aceras y zonas peatonales incluso sin la necesidad de contar con una "acera bici". Con determinadas condiciones, claro, pero ahí queda.

¿El colmo? No. El colmo de todo este desaguisado es que los peatones, asociados, salgan a defender las condiciones de convivencia entre ciclistas y automovilistas en la calzada. Calmado del tráfico, respeto a los ciclistas... ¡Inaudito! No sé qué más vamos a tener que presenciar en este absurdo teatro de la ciclabilidad compulsiva y chulesca, que sigue defendiendo la discriminación del peatón en defensa de los deseados ciclistas hasta en los casos más descabellados.

¿Una vergüenza?
Tampoco. Todo lo contrario. Las asociaciones ciclistas y los políticos encausados se congratulan de ello.

¿Se han vuelto todos locos? ¿O el loco soy yo? No sé. Yo prefiero estar loco y seguir creyendo que esto se puede cambiar y es fácil. Y creo que voy a formar parte de una asociación de peatones que reclame la calzada para los ciclistas... o un carril peatón. Ya lo decía Alfonso Sanz...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Sin calmado del tráfico y sin restricciones para los automóviles...

Es difícil hablar de los riesgos de andar en bicicleta sin nombrar a los conductores de los vehículos motorizados. El peligro, un término mucho más objetivo que la tan nombrada inseguridad, al circular por nuestras calles lo aportan, en la inmensa mayoría de los casos, las actitudes imprudentes, temerarias y poco respetuosas de algunos conductores de vehículos a motor.

Tratando de seguir las normas básicas de la circulación y las "facilidades" habilitadas para la bicicleta este autodenominado ciclista cotidiano parisino nos relata en este video de 8 minutos sus aventuras y desventuras en la jungla del tráfico de la capital francesa. Un documento realmente recomendable que pone en tela de juicio el código de circulación, la seguridad de las vías ciclistas, la funcionalidad real de los contrasentidos para ciclistas y, sobre todo, la agresividad y la prepotencia de los motorizados y la incompetencia de los responsables de regular el tráfico para dar oportunidades reales a los ciclistas.



... desplacemos a los peatones hasta de las aceras

Mientras tanto en esta parte del mundo seguimos enquistados en una batalla interesada que enfrenta a ciclistas y peatones en todos los ámbitos y foros. Como si la clave para mejorar las opciones de la bicicleta en la ciudad dependieran de dilucidar si ésta puede circular o no por zonas peatonales. Demencial.

Y sin embargo nuestros activistas recalcitrantes y los hacedores de uno de los mayores agravios peatonales metropolitanos de la historia reciente de la ciclabilidad, orgullosos, se regocijan del fallo del Tribunal Supremo que da carta de naturalidad a la bicicleta en aceras y zonas peatonales.

La noticia en LaSexta es impagable.

Al final se va a conseguir normalizar la circulación de las bicicletas fuera de la calzada (con jurisprudencia incluida). Ya sólo queda un peldaño en esta escalada demencial: hacerlo obligatorio. Esto va a tener unas consecuencias determinantes.

La primera, las asociaciones de peatones -realmente la única asociación de peatones activa de España que, curiosidad, es la hispalense Peatones de Sevilla- defendiéndose y buscando facilitar la circulación de bicis con los vehículos a motor. ¿El colmo?

lunes, 22 de noviembre de 2010

El chip prodigioso y otros inventos

Nunca segundas partes fueron buenas. De hecho que vuelva a tratar el tema ya de por sí es malo, significa que el problema sigue ahí y la solución no se vislumbra.

En una entrada anterior hablaba sobre la necesidad imperiosa de tomar a la bicicleta en serio, si realmente se persigue que ésta sea una alternativa al coche. Hacen falta todo tipo de servicios a disposición de los ciclistas cotidianos para que la población perciba de una manera inequívoca que es una apuesta real y no una mera operación de maquillaje. Uno principal es ofrecer garantías de seguridad contra el robo de la bicicleta.

En estas semanas desde entonces ha aparecido una noticia que habla de otro elemento disuasorio del robo. La pudimos ver en el periódico Las Provincias (la imagen pertenece a dicho artículo). Otro invento: el chip prodigioso. Se trata de un sistema de identificación y localización de bicicletas desarrollado por el Instituto Tecnológico de Metalmecánica (AIMME) de Valencia. Parece interesante, pero, otra vez más se está trabajando desde la perspectiva de que las bicicletas van a seguir siendo robadas de cualquier manera y que la necesidad está en buscar modos de recuperarlas. Así, demostrando la eficiencia de estos sistemas, se logrará disuadir a los ladrones de robar bicicletas "con protección". Es el mismo supuesto que maneja el marcaje y registro de bicicletas. Algo que depende además de una labor policial decidida y bien coordinada entre los distintos municipios y entre los distintos cuerpos policiales.

Pero ¿por qué no se trabaja sobre la protección y la seguridad en el aparcamiento de bicicletas?

Y no se trata solo de aparcamientos públicos vigilados y cubiertos en los puntos de mayor atracción de viajes de nuestras ciudades (sería realmente fácil proponer la sustitución de una plaza de aparcamiento subterráneo por 10 o 12 plazas para bicicletas y cobrar proporcionalmente).

Hay que resolver los problemas de muchas personas que no cuentan con espacio suficiente en sus domicilios para guardar sus bicicletas de manera cómoda. Aparcamientos colectivos domésticos, como los que gestiona en Pamplona Bigarren Eskua recogiendo una iniciativa promovida por Oraintxe hace ya más de 10 años. Soluciones apropiadas en zonas y barrios con dificultades.

Aparcamiento empleados Oraintxe

Pero es igualmente imprescindible trabajar para que los centros de actividad, aquellos sitios donde la gente va a ocupar su jornada diariamente, cuenten con espacios idóneos para aquellos que deciden desplazarse en bicicleta hasta allí. Aparcamientos, taquillas, vestuarios. En colegios, institutos, universidades, empresas, centros hospitalarios, instituciones...

Aparcamiento empleados Findus en Marcilla (Navarra)

Hasta que no consigamos resolver este problema, no estaremos ofreciendo unas garantías básicas para que desplazarse en bicicleta no solo suponga un reto por cuestiones de seguridad vial, sino que represente un riesgo excepcional de que tu bicicleta continúe allí cuando salgas. Y no podemos depender del último invento magnífico para conseguirlo.


Freno, cambio, dirección, transmisión...

Partes esenciales de la bicicleta... y conceptos clave en su desarrollo.


Freno...
al uso compulsivo e indiscriminado del coche como paradigma de la movilidad, a los favores que ha recibido durante más de 50 años y a la política urbanística que lo ha alentado hasta conseguir recluir a peatones y ciclistas a espacios exiguos, a islotes aislados.

Cambio...
de mentalidad, de política y de hábitos en el tratamiento de las formas de desplazarse más amables y más deseables en la ciudad... y fuera de ella. Hay que hablar de la potenciación de la bicicleta, del peatón o del transporte público con la misma naturalidad con la que hasta hoy se habla de la construcción de autovías, aparcamientos subterráneos o trenes de alta velocidad.

Dirección...
decidida hacia un horizonte diferente. Con líderes convencidos, tenaces, sensibles, implicados, intuitivos y comunicativos. Con perspectiva panorámica. Que sepan mirar hacia delante con ilusión y hacia atrás sin perder la trayectoria. Que busquen la participación y el entendimiento como único camino para conseguirlo.

Transmisión...
de conocimiento, de información, de opinión, de noticias, de estudios, de buenas prácticas. En todas las direcciones, con calidad y con retroalimentación. Bien engranada y bien engrasada tendrá un efecto multiplicador realmente potente de cualquier impulso, de cualquier iniciativa.

Con estos elementos, propios de la bicicleta, sencillos pero poderosos, bien organizados, podremos consolidar el desarrollo de un nuevo estilo de moverse, de relacionarse y de entenderse en nuestras ciudades... y fuera de ellas.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Al mal tiempo... buena capa

La inmersión en el invierno ha sido repentina. Desde que el pasado 31 de Octubre nos hicieron inexplicablemente volver a cambiar la hora, hemos entrado de golpe en la triste realidad del invierno. Vivimos en un mundo bipolar, extremo y extremista. O blanco o negro. O frío o calor. O todo o nada. Nos gusta, nos da seguridad. Nos ayuda a comprender un mundo complejo. O estás a favor de algo o estás en contra.

Aunque resulte fatigante y fatigoso, aunque se pierda mucha energía para no llegar a ninguna parte. Nos gusta discutir o estar de acuerdo. No podemos pasar sin ello. Leía el otro día un artículo de F.L.Chivite que decía que "La gente quiere oír lo que ya sabe". Y así parece que es. Y nadie se escapa de esta máxima. O casi nadie. Somos ombliguistas y avestrucistas.

El caso es que, en esta parte del planeta biestacional, nos volvemos a enfrentar a la hibernación, y eso nos deja fríos. Nos recluye en nuestros reductos, nos afianza en nuestras sospechas y nos endurece un poco más. Y yo, particularmente, estoy en contra, creo que nos resta vida, calle, ciudad, oportunidades de relacionarnos y de andar a pie o en bici con mayor seguridad.

Pensando así he salido a la calle. El día no invita a nada, llovizna, hace frío. Y sin embargo, me ha sorprendido ver que mucha gente, en contra de todo pronóstico, ha vuelto a salir a la calle... y muchos de ellos lo han hecho a bordo de una bicicleta. Es realmente reconfortante verlos. Tranquilos, seguros. Dan una cara amable a la ciudad. Y lo hacen porque quieren. Y no siguen reglas, pautas, programas ni tendencias. Simplemente lo hacen.

Algo está cambiando a nuestro alrededor... y no me refiero a la reconfiguración de nuestras ciudades. Algo está cambiando que hace que muchas personas, cada vez más, desoigan las recomendaciones oficiales y se atrevan a seguir haciendo las cosas fáciles, así, fáciles. Y no miran al reloj, al cielo ni al calendario. Inteligentes.

Inteligencia tomada en su sentido más etimológico como intellegentia, que proviene del latín intellegere, término compuesto de inter 'entre' y legere 'leer, escoger', por lo que, inteligente es quien sabe leer o escoger. Lo práctico, lo útil, la bicicleta. Bien equipados: guardabarros, luces y una buena capa, o varias... y a la calle, sin miedo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Si esto es promoción de la bicicleta...

Leo hoy dos noticias que por separado resultan ya suficientes para hacernos una idea del cariz que están tomando las cosas de la ciclabilidad en este país, pero que juntas consiguen un efecto realmente demoledor.

Por un lado el Diario de Burgos recoge este titular:

"Movilidad limita la velocidad en las vías ciclistas a 20 km/h y a 10 en aceras bici"


Leyendo el subtítulo ("Las sanciones previstas por incumplir la nueva ordenanza municipal que hoy va a Pleno oscilan entre los 100 y los 500 euros") descubrimos de qué se trata. Una nueva ordenanza.

Es la lógica aplastante de este nuevo modelo de promoción ciclista imperante:
  • Paso 1: Construir vías ciclistas, es decir separadas del tráfico, mayoritariamente a nivel de los espacios peatonales, muchas veces restándoles superficie a éstos, siempre condicionando su tránsito. A veces este paso se mejora con la fórmula de pintar una línea discontinua en muchas aceras realmente inverosímiles.
  • Paso 2: Colocar un buen montón de estructuras metálicas sujetas al suelo para atar las bicicletas. De diseños variados, generalmente poco afortunados, muchas veces localizados en emplazamientos sin sentido, siempre sin cubrir, siempre sin vigilancia.
  • Paso 3: Dotarse de una nueva normativa que sea capaz de interpretar el nuevo orden establecido. Normalmente recogiendo restricciones de circulación y aparcamiento para bicicletas y las sanciones correspondientes a su transgresión.


Una mala vía ciclista por sí sola es capaz de hacer una labor devastadora a la hora de desacreditar y desincentivar el uso de la bicicleta como medio de transporte. Un itinerario tortuoso, que ralentiza la marcha del ciclista, que le hace perder prioridad, que le hace ceder el paso y detenerse en cada intersección y que le pone en competencia con los peatones, sin continuidad, sin seguridad... son suficientes inconvenientes para considerar la bicicleta como un vehículo poco competitivo en dicho trayecto. Si a esto le sumamos limitaciones de velocidad hasta ¡10 kms/hora! el tránsito se convierte en una procesión. Dos principios de utilidad de la bicicleta eliminados: "el trayecto más corto" y "la libertad de elección del itinerario".

¿Suficiente? Pues parece que no. Para mejorar el resultado, se colocan aparcabicis en distintos lugares (no necesariamente los más demandados ni los más seguros) y se hace su uso obligatorio. Esto acaba con el tercer principio de utilidad de la bicicleta: "el viaje de puerta a puerta".

No contentos con ello y para afianzar este sistema que condena al ciclista a peregrinar por donde le dejen y en las condiciones que le dejen en la ciudad, hay que dotarlo de todo un aparato normativo que sea suficientemente punitivo para disuadirle de la tentación de transgredir la ley. Devastador.

Por si esta alienación del ciclista no fuera suficiente, en caso de duda, se recomienda aplicar medidas ejemplificadoras. Y aquí es donde entra la segunda noticia. Nos la trae el Diario de Sevilla y el titular es el siguiente:

"Condenado un ciclista a pagar 4.100 euros por atropellar a un peatón en la acera de Eduardo Dato"

Interesándome por el caso leo:

"El Juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla ha condenado a un individuo, identificado como F.J.R., a indemnizar en la cantidad de 4.159,03 euros a una mujer, J.M.B., a la que atropelló cuando circulaba en bicicleta por el carril-bici ubicado en la acera de la avenida Eduardo Dato de la capital hispalense."

Sin comentarios.

Si con esto no es suficiente, siempre se puede desacreditar explicitamente a los que andan en bicicleta por la ciudad. Ayer (si ayer) leía en El Periódico de Cataluña este titular:

Assumpció Vilà: "Como ciudadana me molesta el incivismo de muchos ciclistas"

Se trata de una entrevista a:

"Assumpció Vilà es la defensora de los barceloneses desde el pasado mes de mayo, cuando fue elegida por consenso de todos los grupos municipales en sustitución de Pilar Malla. Su designación estuvo avalada por su independencia política y su trayectoria profesional de muchos años dedicada al asociacionismo y voluntariado."

No es cualquiera. Y es realmente significativo resaltar ese titular, como es significativa su contestación a la pregunta:

-¿Como ciudadana, qué es lo que más le molesta?

-Sin duda, el incivismo de muchos ciclistas. La bicicleta es una propuesta que está muy bien para las ciudades y estoy completamente de acuerdo, pero es intolerable el uso que hacen muchos ciclistas, interfiriendo a los peatones. Antes no me fijaba tanto, pero no es solo por las quejas que nos llegan, también por los comentarios que escucho de mucha gente. Han de aprender a convivir con el peatón, quizá falta todavía más información por parte del ayuntamiento y más multas.

Inmejorable.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿Por qué los ciclistas andan por las aceras?

¿Y por qué los peatones circulan por los mal llamados carriles bici? Son preguntas que están en boca de todos. Pero nadie busca las respuestas. Se plantean únicamente en términos de queja o de recriminación, cuando no de amenaza. Es una confrontación. Es tal el lío que han decidido montar la mayoría de ayuntamientos y sus asesores de ciclabilidad con tal de no perjudicar más al coche que el resultado es estremecedor. Peatones y ciclistas enfrentados y, lo que es peor, la bicicleta desterrada de su espacio natural, la calzada, hacia el lugar más "conveniente": fuera del tráfico.

Esta esquizofrenia es de tal magnitud, que ha conseguido predominar sobre la cordura que indicaba que era al tránsito motorizado al que había que condicionar. Ahora lo descabellado es circular en bicicleta por la calzada y lo natural, lo lógico, lo adecuado y lo recomendable es hacerlo por aceras, parques y plazas.


Pero, más allá de profundizar sobre este nuevo orden de cosas, analicemos estas cuestiones:

¿Por qué los ciclistas "andan" por las aceras?

Tres parecen ser las razones principales:
  • Primero, porque es el camino que se les ha indicado y la gente por definición es dócil, educada y sigue las normas. Nos sorprenderíamos hasta qué extremos.
  • En segundo lugar, la gente anda en bici por las aceras porque creen que el tráfico es realmente peligroso. Y esto es interesante... sobre todo para los conductores de vehículos a motor y para sus precursores y defensores, que se han quitado a unos vecinos molestos de la calzada y creen que con eso, con un poco más de velocidad y un poco más de agresividad, todo funciona mejor.
  • Hay, por último, un componente de tendencia en todo esto. Cuando la gente se habitúa a ver a ciclistas en las aceras de manera masiva, mayoritaria, cree que esto es una actitud, un estilo, que les da modernidad. Y se incorporan a ello, con la ilusión de estar a la última, de actuar de acuerdo con los tiempos que corren. Fascinados.
¿Y por qué los peatones "circulan" por el mal llamado carril bici?

Pues por múltiples motivos. La mayoría de ellos lógicos:
  • Para fastidiar. Sí. Porque a ellos también les molestan las bicicletas y sus conductores. Y observan que a esos ciclistas, siendo tan pocos, les han dado todo tipo de facilidades muchas veces restándoselas a ellos.
  • Porque es un lugar cómodo. Parece mentira pero el pavimentado de muchas vías ciclistas (asfáltico) es el preferido por los peatones. Es suave, liso, tiene buena adherencia, no es deslizante en mojado y tiene menos obstáculos que la mayoría de las aceras.
  • Porque ya lo hacían antes. Parece tonto pero es así de real y triste. Se les ha hecho a los peatones circular por lugares por los que antes, simplemente, andaban y esto sí que es un cambio cualitativo importante. Cuando habilitamos una carretera para bicicletas en una acera estamos modificando la esencia de la misma para ordenarla de acuerdo a una lógica circulatoria. Y esto es realmente trascendental. Porque de caminar despreocupadamente por espacios básicamente caóticos, informales, como eran las aceras y las zonas peatonales, los viandantes han pasado a ceder el paso, mirar para atrás para girar, recibir timbrazos, estresarse.
Lejos de pensar en cómo resolver esta situación o, en el peor de los casos, como reconciliar estas posturas encontradas y ya enquistadas, quiero dar un paso adelante. Aunque parezca prosáico y hasta estúpido.

¿A dónde quieren ir?


Efectivamente. Todos, ciclistas y peatones, quieren ir a alguna parte y para ello eligen itinerarios. Así de simple. Y, si quitamos los que simplemente estan paseando, para desplazarse seleccionan las calles que más les convienen, los trayectos más cortos, los más agradables, los más poblados, los más atractivos y los más rápidos. Y en muchos de estos trayectos coinciden con zonas de tráfico denso o rápido, o denso y rápido, y eso compromete su seguridad.

¡Pues vaya tontería!

Lo sería si no fuera porque, por una parte, hay un interés generalizado y una preocupación obsesiva por agilizar el tráfico y descongestionarlo, y, por otra, el espacio es limitado y nos plantea una alternativa inevitable: o lo compartimos o lo repartimos. Y hemos decidido lo segundo. Y así nos va. Mal. Ciudades como Sevilla, Barcelona, Zaragoza o San Sebastián, verdaderas capitales de la promoción ciclista y otras como Málaga, Valencia, Logroño o Pamplona tienen un problema, y empieza a ser grave.

¿Cuánto seguiremos aprovechándonos de los peatones dóciles, educados, conformistas e indemnes?


People Watching Plus from Rune Madsen on Vimeo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

El automovilista de Hamelin

Un mensaje más que subliminal, absolutamente explícito. Este conductor a bordo de su maravilloso y no contaminante vehículo con su melodía atraerá a todas esas "ratas" de ciclistas que molestan a vuestros vecinos en la ciudad y se deshará de ellas...

Espero que estéis preparados para pagar la recompensa, porque, si no, luego vendrá para llevarse a vuestros niños.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Qué estamos enseñando a nuestros niños?

La respuesta es fácil. Lo que sabemos y como lo sabemos. Hablando de desplazarse... más de lo mismo. Y el problema no es más grave que eso. Pero es suficiente. Porque legitima y perenniza actitudes y hábitos que son ya una cultura.

Parece una cuestión de segundo orden, y lo es para la mayoría, pero si enseñamos a nuestros menores a vivir de una manera estamos condicionando su capacidad de ver otras formas de vivir... y de moverse. Nuestros niños, nuestros chavales están creciendo con unas pautas realmente restrictivas y condicionadas cuyos frutos vamos a tener la suerte de recoger en pocos años.


Desplazarse acompañados, vigilados, protegidos, dependientes, en horarios estrictos, con agendas sobrecargadas, de hito a hito, en calendarios interminables, en atmósferas viciadas, siempre supervisados, disciplinados, amenazados... va a tener unas consecuencias, está teniendo unas consecuencias. Y las vamos a ver, y las vamos a padecer.

Y curiosamente, o no tanto, no estamos preocupados por eso. Nos obsesiona más si los nuestros aprenden euskera o inglés, si hacen deporte reglamentado o van a ser artistas, si son prodigios, si tienen amistades convenientes, si son formales, si no tienen enfermedades... o simplemente si van a ser mejores que nosotros. Y lo más triste es que no nos damos cuenta que muchas de nuestras preocupaciones se resolverían dejando a los niños ser niños, a los chavales, chavales, a los jóvenes, jóvenes. Dejar que jueguen, que se diviertan y que se aburran, que practiquen la justicia y que infrinjan la injusticia y la sufran, que descubran la realidad y el entorno, que se ganen a sus amigos y que los pierdan, que discutan y se reconcilien SIN QUE HAYA UN PADRE, PROFESOR O MONITOR detrás.

¿Y todo eso cómo se consigue? La receta es sencilla:


Pero no es tan fácil. Porque llevamos mucho camino conduciéndonos en otra dirección. Hemos sido capaces de montar todo un universo de espaldas a esta lógica y atendiendo a otras lógicas más poderosas. Así hemos sido capaces de sustituir autonomía por protección, libertad por miedo, economía por consumo, juego por entretenimiento, sociedad por agregación, necesidad por deseo, accesibilidad por movilidad, esparcimiento por ocio... ¿Y en qué se ha traducido todo esto? En aislamiento, deslocalización, dependencia del coche, suspicacia, desconfianza, individualismo, consumismo, agorafobia... Y eso en irascibilidad, obesidad, debilidad física y anímica, insustancialidad, pesimismo, compulsivismo, ansiedad, hipocondria, esquizofrenia, amilanamiento, avestrucismo y apatía, entre otras muchas patologías.

¿Qué nos queda con este panorama? ¿Confiar en que nuestros herederos renieguen de nosotros y renuncien a "todos estos lujos" y a "todo este bienestar" y hagan posible otro orden de cosas, en función a otros valores que alimenten otras lógicas? ¿O ponernos a trabajar en ello?

Algunos indicadores apuntan en esta dirección y algunas iniciativas, cada vez más, están haciendo nuevas propuestas. Esto va a resultar emocionante... y digno de verse.

Algunos proyectos interesantes:

jueves, 11 de noviembre de 2010

Multimodalidad... hoy me ha vuelto a pasar

Otra vez más. Eusko Ikaskuntza organizaba una Sesión de Reflexión sobre Instrumentos de Apoyo para la Movilidad Sostenible sobre la futura Ley de Movilidad de la CAPV dentro de su proyecto BAI - Berezko Aurrerapen Iraunkorra (Progreso Genuino y Duradero). Algo interesante y actual teniendo en cuenta que varias Comunidades Autónomas andan preparando proyectos de ley semejantes al que Catalunya tiene desde 2003. Esto tendría lugar en VG (Vitoria-Gasteiz) a las 9:30 y yo a las 6:00 de la mañana todavía no tenía claro acudir.

A las 6:05 lo he decidido... y entonces ha ocurrido. Se han ido encadenando una serie de útiles y servicios que me han puesto a las 8:15 en VG. Después de salir de casa en mi Brompton a las 6:40 acceder a la Estación de Autobuses en tiempo record valiéndome del ascensor que escala por el interior de la muralla que protege y aisla Pamplona del exterior. Después de introducir la bici en el bus sin pagar por ello y aparecer una hora y cuarto más tarde en la Capital Verde habiendo recuperado la hora de sueño que me había quitado el madrugón.

Por 7,87 € y con mi bici... despierto en otra ciudad. Una especie de teletransportación a precio de cine. Y lo mejor. Me he tomado un cafe y un bollo con mi bici (ella no consume) después de ser sorprendido fotografiando una fabulosa bici urbana por su dueño: el presidente de Bizikleteroak.

He pasado media hora comprobando cómo VG ha crecido, ha madurado y ha multiplicado sus ciclistas, y he llegado a la Plaza del Machete al Palacio de Villasuso, que es donde tenía lugar la cita. Puntual, despierto, fresco.


Al finalizar la jornada y después de comer he vuelto a coger el bus al que he llegado, como es de esperar, en el penúltimo minuto y allí ha tenido lugar la segunda anécdota del día. El conductor del autobús me ha visto llegar y se me ha plantado delante de la puerta. Seguro, determinado, autoritario.

- La bici no pasa.
- Esta no -le he dicho.
- Venga, venga eso hay que facturarlo.
- Déjame 20 segundos y te lo demuestro.

... Flak... tak... clak... sss... click!


- Ya.
- Así sí -confiesa sorprendido.
- No, espera, que tengo una funda.
- No, no hace falta.
- Tranquilo, lo hago por la bici.
...
- Impresionante -comenta estupefacto con una pasajera- si todos vinieran así...

Es lo que tiene la Brompton ¿Un lujo?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Con solo un 10%... ¿qué pasaría?

Vengo de una intensa charla en la que hemos estado debatiendo sobre las vicisitudes de un pueblo que ha hecho una fabulosa acera bici y que ahora no sabe como regular esta nueva circulación entre sus conciudadanos. El debate ha sido intenso, como cabía esperar. Opiniones encontradas, visceralidad gratuita, autojustificación de los hacedores, reivindicaciones de los usuarios, críticas puntillistas... lo de siempre.

Y todo porque un ayuntamiento bienaventurado ha decidido invertir unos fondos públicos (un buen montón) en dotarse de una red de vías ciclistas para fomentar el uso de la bicicleta. Había que gastarlos y lo han hecho en bicicleta. Bien. Y además han hecho "lo que había que hacer", lo que demanda la gente. De acuerdo. ¿Sobredimensionado? ¿Innecesario? ¿Peligroso? Depende.

El caso es que, una vez más, para fomentar el uso de la bicicleta se ha decidido que lo mejor es segregarla del tráfico rodado y hacer circuitos vistosos y protegidos del mortal tráfico. Aceptable. Aunque esto suponga discriminar extraordinariamente a los peatones y no condicionar en absoluto en tráfico motorizado. Ya no tan aceptable.


Pero lo realmente cuestionable es QUÉ PASA UNA VEZ QUE YA (POR FIN) TENEMOS LOS DESEADOS CARRILES BICI. Este es el problema. Se construye, se implementa, se normativiza ¿y después? A esperar. Esperar que la gente se lance a utilizar la construcción. Como si fuera un juguete en la puerta de un colegio. Se ha asimilado el término fomento a infraestructuras y se ha olvidado qué otras herramientas existen para promocionar el uso de la bicicleta como medio de locomoción. El problema es que a veces no funciona o no se obtiene el resultado deseado.

Y es en este preciso punto donde me ha surgido una cuestión y no me he podido reprimir hacerla:

¿QUE PASARÍA SI TAN SÓLO UN 10% DE LO QUE SE GASTA EN CARRIL BICI O EN BICICLETAS PÚBLICAS SE INVIRTIERA EN CULTURA BICI?


Ya. Es una pregunta demasiado densa para un ayuntamiento. Pero ¿qué pasaría? ¿Qué pasaría si se mantuviera una cierta intensidad de comunicación respecto a lo que realmente se persigue con estas intervenciones? ¿Qué pasaría si se pudiera enseñar a la gente lo fácil que es manejarse con una bicicleta en el tráfico calmado? ¿Y lo fácil que es asegurar la bicicleta? ¿Qué pasaría si se entrara en los colegios a enseñar a los niños a andar en bici y a mantener la misma? ¿Qué pasaría si, por ejemplo, se gestionaran soluciones colectivas de aparcamiento doméstico para bicicletas? ¿Qué pasaría?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Bicicletas robadas

Ultimamente se está incrementando de una manera preocupante el número de robos de bicicletas. Empieza a ser un problema grave del que no se habla más que de una manera aislada, a modo de comentario. Y sin embargo tiene mucha más transcendencia de la que se le da.

No es sólo un problema que atente contra la propiedad privada, que lo es. Va más allá. El robo de bicicletas es una de las causas que más desincentiva el uso de la bicicleta entre aquellos que ya venían usándola. Se dice que 1 de cada 4 personas a las que les han robado la bicicleta renuncia a ella como medio de transporte. Este es el verdadero problema. Este y una de sus consecuencias: que ante la probabilidad creciente de robo, la gente tiende a utilizar bicicletas cada vez más baratas. Más baratas y con ello más inseguras y más incómodas.

Terrible. El robo no sólo disuade, sino que además fomenta el uso de bicicletas chatarra.


¿Dónde está el problema?
  • Haciendo un análisis superficial, algunos se atreven a responsabilizar a los propios ciclistas de la negligencia en las medidas antirrobo que utilizan. Vale. Un candado de alta seguridad ofrece una mayor protección, pero nunca será garantía ante una acción decidida de ladrones especializados.
  • Siempre hay quien va más allá y echa la culpa a los propietarios por dejar en la calle bicicletas vistosas que atraen la atención de los cacos.
  • Hay otros que simplemente reclaman mayor cantidad de aparcabicis, como si la estructura garantizara la seguridad.
  • Los más despiertos culpan de la existencia de ladrones al mercado de segunda mano.
  • Algunos se quejan de que a la policía no le preocupa el tema.
No está claro que ninguno de estos elementos sea realmente determinante a la hora de explicar por qué se producen cada vez más robos de bicicletas. ¿Será la crisis, la inmigración, la droga? Los tópicos tampoco resuelven el problema.

No se trata tampoco aquí de abrir una investigación al respecto. Sin embargo, sí merece la pena profundizar en las soluciones posibles.

¿Cómo se puede evitar?

  • Buenos candados, buenos aparcabicis, mayor conciencia y acción policial, intervención sobre el mercado de segunda mano... todo eso está muy bien.
  • Las bicicletas públicas (que también se roban de manera masiva) trasladan el problema de la propiedad a los ayuntamientos, pero no acaban de aportar soluciones de utilidad real comparables a las bicicletas privadas. Además de que sus costes sean astronómicos y su envejecimiento demostrará que son inviables.
  • Está el marcaje de bicicletas y su registro para su posterior seguimiento interactivo entre los diferentes cuerpos de policía. Toda una operación de ciencia ficción que, además, no disuade del robo sino que simplemente ofrece una posibilidad de rastrear su búsqueda una vez que éste se ha producido. No sirve.
¿Por qué a nadie se le ocurre que quizá la solución esté en dotar a las ciudades de buenos aparcamientos cerrados y vigilados? ¿Porque sería muy caro? ¿Porque los ciclistas no los demandan? ¿Porque es demasiado para las bicicletas?

Creo que ya va siendo hora de que se empiece a tratar a la bicicleta como lo que es: un medio de transporte óptimo para la ciudad. Óptimo y, por tanto, deseable. Y hay que hacerlo con todas sus consecuencias y con todos los medios. Con dignidad, con ambición y con determinación.

Se está invirtiendo mucho dinero en hacer "carriles bici" por cualquier parte y de cualquier manera porque la población encuestada responde que la calzada es peligrosa. Y sin embargo no se presta la más mínima atención a la seguridad ante el robo. Ese no es problema del gobierno.

Ahora bien, cuando se encuesta a personas concretas en centros de actividad concretos sobre su intencionalidad a la hora de proponerse utilizar la bicicleta como medio de locomoción en su movilidad obligada, observamos que el aparcamiento es la mayor traba que observan para decidirse. Por encima de los itinerarios seguros y por encima de las dificultades orográficas y climatológicas. Y es aquí donde hay que prestar atención. Porque la bicicleta puede sustituir viajes diarios de coche. Y es aquí donde la bicicleta pública no sirve por la concentración de viajes y su pendularidad (entradas y salidas masivas). Y es precisamente aquí donde no se está haciendo el más mínimo esfuerzo.

Así pues, menos "carriles bici" porque sí, menos "circuitos recreacionales" para ciclistas urbanitas, menos operaciones de merchandising con "bicis públicas", menos "aparcabicis" sembrados de manera aleatoria (y muchas veces decorativa) en la ciudad y tratemos de buscar soluciones para las personas que quieren utilizar la bicicleta de manera diaria para sus viajes cotidianos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

- Soy peatón ¿tengo derecho?


- Yo creo que no ¿es así?
- Efectivamente, no tienes derecho. Tienes permiso para andar por aceras y parques y obligaciones cuando circulas (porque tú circulas), pero derecho, lo que se dice derecho, no tienes.
- Vaya
- ¿Te sorprende? No creo. Has elegido un extremo en una sociedad que ha apostado por el otro. Hemos dado derechos hasta a los ciclistas y hemos pensado que pueden circular por las aceras, pero a ti, ser obstinado que sigues pretendiendo desplazarte como los animales, te hemos desahuciado. Porque estás desfasado y fuera de lugar, porque no aportas nada en nuestro mundo, porque no queremos saber de tus necesidades (nos basta ya con tratar de atender las nuestras). Sé consciente, eres un inadaptado. Así que, ya sabes lo que toca.
- Pero esto no era así antes ¿no?
- Tú lo has dicho: "antes". Pero evolucionamos, y eso es inexorable, como la muerte. ¿O es que pretendes volver al pasado? Bueno, tampoco es extraño. Con lo poco que avanzas... igual no te has dado cuenta siquiera de que te mueves. En fin, tiene que ser duro vivir fuera de tu tiempo.
- ¿Y entonces los parques, los corredores peatonales y las peatonalizaciones?
- ¿Cómo dices? ¡Ah eso! Sí. Un poco de espejismo para teneros tranquilos, un poco de efecto placebo para que vuestra demencia no se convierta en un problema para los demás. ¿O es que no os habéis dado cuenta de que sólo estáis vosotros en esos "desiertos sin tráfico"? ¿No? ¡Oh vaya, lo siento! Siento habértelo desvelado. Pues sí, nos hemos llevado la actividad a otra parte. Los comercios, el trabajo, la diversión, el entretenimiento, los niños... están en otra parte. Hemos hecho auténticos sátélites de actividad, burbujas de placer, a las que sólo se puede acceder en coche... o en moto... o en todoterreno... o en monovolúmen... o en deportivo... o en furgoneta... No digas que no os damos opciones. Y vosotros ¡hala! despreciando nuestros esfuerzos.
- Oye ¿y todo eso de la movilidad sostenible que era?
- Movili... ¿qué? ¡Ah ya! Ahora caigo. Te refieres a lo de los Pactos y Planes de Movilidad Sostenible. Ja, ja, ja... Perdona. Sí. Eso era un cuento chino para que durmierais tranquilos, porque siempre andabais con lo de "que viene el lobo" y lo del "fin del mundo" y, bueno, la verdad es que nos dabais un poco de pena. ¡Tan asustados! Así que os ideamos una historia bonita para que pudierais soñar... y así nos dejarais tranquilos. Y te juro que ha funcionado, y funciona.
- Pues vaya


- Sí... ... Ah y un detalle. No se os vaya ocurrir de repente poneros en nuestro camino y moriros, yo qué sé, en un paso de peatones por ejemplo, porque va a resultar que la culpa va a ser vuestra. Por no aseguraros antes de cruzar. Para ayudaros os hemos puesto unas vallas, os hemos dibujado unos perros y hasta os hemos escrito unos mensajes en la carretera. A ver si los podéis leer a la vez que miráis para los lados para que no os atropellen... he, he.. huy (perdón). Estáis advertidos.
- Gracias
- Nada, nada, ya veis que nos preocupamos por vosotros. ¡Cuídate!
- Perdona, una última pregunta ¿Y si por la calles, por las aceras y por los pasos de cebra no estamos seguros, por dónde vamos a circular?
- ¡Buena pregunta! Pues mira estamos pensando en dejaros utilizar las galerías subterráneas por las que canalizamos los suministros y evacuamos las basuras para que vayais seguros, eso sí, sorteando las bolsas de basura que de vez en cuando os vengan. Pero ¿qué son 5 ó 10 kilos al lado de 1 tonelada? ¿Verdad?


- Yaaa ¿Y podremos llegar a todos los sitios?

- ¿Cómo? Siiiiiii, eeeeeso, os hacemos algo perfecto ¿y qué hacéis vosotros? Nada a pedir... ¡como si no costara nada!
- Ah bueno, pero, por lo menos nos evitarán los sitios más peligrosos y nos acercarán a los lugares más concurridos ¿no?
- Pueees... no exactamente. Los haremos donde podamos y como podamos. Excavar es caro amigo mío, muy caro, y no puede hacerse de cualquier manera ni a lo tonto. Ahora, eso sí, nos están quedando preciosos.
- Bien. Vale. Pues gracias otra vez y perdón.
- Nada. Te llevo a algún sitio.
- Pueees... sí... o no... o... no sé...