jueves, 24 de febrero de 2011

... hasta que llegó el jefe y se acabó la fiesta

Que el ministro Rubalcaba haya tenido que interceder en el despropósito del anuncio de la DGT de permitir a las bicicletas circular por las aceras es significativo de la trascendencia del asunto. Podremos seguir divagando sobre ello, y muchos lamentándose de la ilusión de una "conquista" que nos dejaba en ridículo delante de todo el mundo, pero el tema de que los ciclistas anden por las aceras es, a día de hoy, el asunto más grave que aqueja nuestro ciclismo urbano.


Es fácil decir que la calzada es más segura, pero eso sólo convence al ciclista experimentado. Para los que se quieren incorporar, una avenida de muchos carriles es un reto y representa una prueba que muchos no quieren afrontar. Y no digamos nada si tiene algo de pendiente desfavorable. Es por eso por lo que muchos, incluso en contra de lo que dicen las ordenanzas, siguen utilizando las aceras para muchos de sus trayectos. Y van involuntariamente agrediendo a los peatones, restándoles tranquilidad, condicionándoles su forma de desenvolverse en las aceras.

Está claro que el tráfico en nuestras ciudades se ha ido ordenando de acuerdo a las demandas crecientes del uso del automóvil y que, aunque se hagan intentos decididos, va a tener que pasar bastante tiempo para que, poco a poco, metro a metro, limitación a limitación, los coches vayan perdiendo la preponderancia que hemos dejado que tengan en estas últimas décadas.

Va a ser lento y difícil el tránsito hacia un nuevo modelo, pero, lo que no puede hacerse de ninguna manera, es discriminar aún más a los peatones. Ni por activa ni por pasiva. Es la frontera que no se puede cruzar. En la noticia el ministro corregía es "desliz" de la cúpula de la DGT y "aclaraba" que los ciclistas podrán circular en las aceras donde haya carriles bici.

Esto, que para algunos es dejar las cosas como estaban, sirve para legitimar, dar cobertura y de alguna manera promover las aceras bici como infraestructura, lo cual encierra también un vicio: que las bicicletas circulen en la misma plataforma y en competencia con los peatones y no en el espacio que les corresponde, en el tráfico. Es obviar que las bicicletas son vehículos, es condicionar los tránsitos peatonales. Pero, después de "lo otro", parece que no sea tan grave.



Por este camino, nos va a costar mucho más darle a la bicicleta el espacio y la funcionalidad que se merece en los grandes ejes conectores y en las cuestas.

La guinda a este desaguisado la pone ConBici con sus medias tintas y con su discurso posibilista donde mezcla el sangrante tema de las aceras con la relación entre ciclistas y peatones en espacios peatonales. Dos cosas categóricamente distintas.

Aún queda mucho por hacer.

2 comentarios:

  1. ConBici ha perdido el norte, antes de su Asamblea:
    http://ciudadciclista.org/4147/conbici-ha-perdido-el-norte

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  2. Me alegro por lo de Rubalcaba...las bicis a la calzada, al que le de miedo que se lo quite andando...y sino que camine. El caminar es universal (salvo discapacidades). Considero que la bici es para personas con un caracter determinado...no es universal.

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