lunes, 15 de octubre de 2012

La cuestión metafísica de la bicicleta

¿Qué nos mueve a andar en bici? ¿Qué es lo que nos empuja a elegir este vehículo en vez de otro? ¿Cuáles son las motivaciones de las personas que deciden circular en bicicleta en la ciudad? ¿Qué elementos favorecen esa elección? ¿Cuáles la impulsan? Toda una serie de cuestiones absolutamente subjetivas pero que de cuyo estudio e investigación agregada se pueden obtener conclusiones que pueden ayudar a orientar la estrategia de promoción del uso de la bicicleta en el futuro.

Hay toda una serie de suposiciones respecto a los motivos que están haciendo que cada vez más ciudadanos de nuestras ciudades se monten en bicicletas para desplazarse: la crisis energética con la subida del precio de los combustibles, la crisis económica que hace escatimar los presupuestos domésticos, la revalorización de los hábitos de vida saludables, la globalización de una tendencia inequívoca que ha puesto la bicicleta de moda, la implementación de vías ciclistas y sistemas de bicicletas públicas... cada uno hace sus apuestas según su versión y su visión de la jugada, pero nadie se ha puesto a investigar sobre ello en serio.


Bueno, alguien sí que lo ha hecho y desde hace ya algunos años. La gente de TRANSyT de la Universidad Politécnica de Madrid llevan años enfrascados en la difícil tarea de dilucidar cuáles son las pautas que rigen las decisiones de las personas que se acercan a la bicicleta como medio de locomoción. Una cuestión clave a la hora de analizar la motivación de los cambios de hábitos, tan cruciales cuando hablamos de impulsar los medios de transporte más amables en el entorno urbano. La cuestión capital. Pura metafísica.

El tema es realmente apasionante, aunque para los legos en hermenéutica de la movilidad algo inabarcable. Conocer los impulsos de la gente puede servir para definir políticas que se adecúen a tales fines, favoreciendo las condiciones para que dichas decisiones se tomen con más facilidad. 

Ahora bien, una vez conocidas dichas motivaciones y sentadas las bases sobre las cuales sea posible potenciarlas ¿será posible aplicarlas sola y exclusivamente sobre el público objetivo deseado? Esto es ¿será posible, conociendo lo que mueve a la gente hacia la bici, conseguir aplicar este conocimiento como antídoto entre aquellos que utilizan el coche? ¿O sólo será una pura medicina para que más y más gente ande en bici, sea ésta de la procedencia que sea?

Imagen extraída de la página de Transbici

La pregunta queda en el aire, hasta que el equipo, que está trabajando denodadamente y de manera paralela en Vitoria-Gasteiz y en Madrid en un proyecto denominado TRANSBICI - Comportamiento y modelización de la demanda ciclista: transición hacia una ciudad ciclable extraiga sus conclusiones dentro de un par de años.

Mientras tanto, y a la vista de PROBICI - Guía para la Promoción de la Bici que publicaron de la mano de IDAE el año pasado, nos quedaremos con la sospecha de saber si, como lo hicieron entonces, el producto sea menos valioso que el planteamiento o no, o que todo esto sirva simplemente para justificar la necesidad de las bicicicletas públicas. De momento, dejémosles trabajar y sigamos elucubrando.

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