lunes, 1 de octubre de 2012

Volver a las andadas

Está claro que para lo único que va a servir esta crisis, hasta el momento, es para replantearnos algunos de nuestros hábitos lujosos. El pilates, el cine o el vermú están pasando estragos para sobrevivir en estos tiempos aciagos. Pero también está disminuyendo notablemente el uso del coche en los viajes urbanos. En parte porque se está convirtiendo en una práctica inasumible para muchas economías domésticas, al precio que está el combustible y el aparcamiento, y en mucha mayor parte por la caída en picado de la población activa. El paro desmoviliza mucho y desmotoriza mucho más.

Sin embargo, nada apunta a que estas circunstancias estén empujando a cambiar el orden de las cosas. Al menos en lo que respecta a la movilidad urbana, la reducción en el tráfico motorizado no se está aprovechando para reconfigurar la circulación de personas y dar oportunidades a los modos que están creciendo exponencialmente. Moverse a pie o en bici siguen siendo formas de transportarse desprestigiadas en la mayoría de nuestras ciudades. Indeseables.


Como muestra el botón minúsculo pero simbólico de los padres y madres del colegio de mi pueblo que, ante la retirada del transporte colectivo subvencionado para un trayecto inferior a 2 kilómetros, se resisten a que sus hijos caminen o vayan en bici a clase porque, además de peligroso, les parece ignominioso.

La generación que estamos sobreprotegiendo, gracias a este tipo de elecciones comodonas, va a sufrir las consecuencias de una forma de vida demasiado pasiva, sedentaria y viciada. Los datos de la salud infantil son cada vez más preocupantes y son tan fáciles de remediar como cambiar los hábitos de movilidad en los viajes que lo permitan y los estudios de movilidad nos dicen que la mayoría de los tránsitos urbanos que realizamos permitirían utilizar modos no motorizados.

Volver a andar, amigas y amigos, no es una forma de regresión sino un paso adelante decisivo para recuperar la ciudad de las personas saludables. A pie o en bici. Basta con eso.

1 comentario:

  1. Pues sí, hasta que (un ejemplo) ver a alguien en traje y chaqueta montando en bici no deje de ser el equivalente a un caniche de circo haciendo el pino sobre un elefante, habrá de pasar el tiempo y educar en lo que podamos.
    Salud y pedal

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