sábado, 8 de diciembre de 2012

La cuenta de la vieja... bicicleta

Mucho se habla, en este complicado discurso de la sostenibilidad, de los costes asociados al uso masivo del coche para los desplazamientos habituales. Se cruzan cuentas de los daños ambientales, del incremento de problemas de salud, de los costes asignables al tiempo improductivo de los colapsos de tráfico, de los asociados a la explotación y consumo de los combustibles, de la economía global y de escala que fomenta la deslocalización y el transporte intensivo, de todo lo que cuesta la construcción y el mantenimiento de toda la red viaria... y nos olvidamos de la cuenta de la vieja.

Es la cuenta de la vieja la importante, porque es la que nos hacemos todos y cada uno en nuestras casas, mal que bien, y sobre la que podemos tomar decisiones nosotros. Y es esa cuenta la que canta, o cantaría si nos la hiciéramos. Pero no la hacemos, porque, de la misma manera que hemos interiorizado hasta obviarlos aspectos tan centrales como el espacio y el tiempo, como hemos visto en artículos precedentes, el dinero, el adorado dinero también se relativiza si de lo que estamos hablando es de nuestro querido e irreemplazable coche.

¿Quién sabe cuánto cuesta mantener un coche?

Muy poca gente. La gente trata de ignorarlo para seguir sufragando uno de los grandes vicios de nuestra civilización, mientras se lo pueda permitir. La realidad sin embargo nos enseña que la cuenta del coche es, en la mayoría de los hogares de este mundo desarrollado, una de las más importantes en las economías domésticas.

Si sumamos el coste de reposición, los gastos de mantenimiento, las cuotas de aparcamiento, los impuestos y tasas, los seguros, el consumo de combustible y una partida para imprevistos (roces, averías y pequeños desperfectos, multas, etc.), hablando de un coche utilitario medio, ese que casi no se ve en nuestras carreteras, la cuenta nunca es inferior a los 300 euros al mes. Más de 3.000 euros al año.

Fuente: Microinspire

¿Y cuánto cuesta mantener una bici?

Teniendo en cuenta los mismos conceptos y contando con que la mayoría de los usuarios de la bicicleta, actualmente y por desgracia, no suelen ocuparse del mantenimiento y  reparaciones de sus bicicletas, una bicicleta utilitaria media puede salir a unos 20 euros al mes, contemplando que se puede llegar a pagar algo por aparcarla, cosa que no suele ser habitual.

De acuerdo con estas cifras y teniendo en cuenta que, en muchos casos, las distancias no representan ningún inconveniente y el ahorro en tiempo puede ser importante, la decisión parecería sencilla.

Entonces ¿por qué tan pocas personas son capaces de prescindir de sus coches en sus trayectos diarios?

Habría que asociar esta cuestión al síndrome de dependencia del automóvil en el que se encuentra sumida nuestra sociedad, que ha civilizado a sus gentes y ha urbanizado sus asentamientos contando siempre con el coche, hasta tal punto, que ha hecho la cosa prácticamente irreversible e innegociable.

Cuando todo se ha organizado a tu alrededor para que tu casa, tu trabajo, tu centro comercial, tu polideportivo, el colegio de tus hijos, sus actividades y tu ocio se encuentran disociados y distantes de tal manera que no puede accederse a ellos prácticamente más que en coche, entonces tu economìa tiene que estar dispuesta a asumir la cuenta que ello conlleva y lo mejor que puedes hacer es asumirlo y no recriminártelo.

Así no resulta tan extraño que la gente haya interiorizado estas cifras astronómicas e incluso se hayan provisto de más de un automóvil por familia, multiplicando dicho coste por mantener un estilo de vida y un bienestar que se disfruta con orgullo, cuando no con cierta ostentación.

¿Qué harías con 3.000 euros más al año?

Es difícil darle la vuelta a todo este tinglado, porque se ha potenciado con absoluta determinación, sin escatimar medios y sin tener en cuenta las consecuencias de todo ello. Y eso es algo que de una manera definitiva va a condenarnos durante unos cuantos años, porque habremos comprometido demasiados presupuestos públicos y privados a mantener todo este cotarro.


Sin embargo puede resultar útil recordar esta cuenta, sobre todo en los tiempos que corren donde habrá que sopesar cualquier esfuerzo económico. De hecho, parece que mucha gente ya se ha empezado a dar cuenta de ello, porque los desplazamientos masivos se están reduciendo de una manera significativa. Es de suponer entonces que, conocer lo que se está ahorrando cada familia por kilómetro no recorrido pueda servir para aliviar el síndrome de abstinencia del coche. Ayudaría mucho, por ejemplo, saber que puedes ahorrar 2.800 euros al año cambiando tus hábitos de transporte.

Teniendo en cuenta estas cifras ¿por qué no permitirse el lujo de utilizar bicicletas en condiciones que cuenten con aparcamientos seguros en condiciones aunque haya que pagar algo más por ello?

En fin, seguiremos insistiendo. Mientras tanto que cada uno repase sus cuentas y las saque en la sobremesa si tiene agallas.

Fuente: Cedex

8 comentarios:

  1. Yo ya hice estas cuentas hace mucho tiempo, y la consecuencia ha sido que jamás he tenido coche. Tengo carnet de conducir, y cuando me hace falta un coche (para viajar lejos, algún fin de semana o vacaciones), lo alquilo. Pero para mi día a día, transporte público, andar o bici. Soy de los que pagan por un parking para la bici cuando estoy trabajando, 14€ al mes, pero teniendo en cuenta que me permite ahorrar unos 50€ al mes en transporte público, en realidad salgo ganando.

    Una cosa que quiero puntializar de tu artículo, cuando dices " todo se ha organizado a tu alrededor para que tu casa, tu trabajo, tu centro comercial, tu polideportivo, el colegio de tus hijos, sus actividades y tu ocio se encuentran disociados y distantes de tal manera que no puede accederse a ellos prácticamente más que en coche" es bastante cierto, pero lo curioso es que aún en aquellos casos que todo eso no está lejos y se puede ir incluso andando, mucha gente decide aún así ir en coche, la dependencia que se ha creado alrededor del vehículo privado es tremenda. Veo a diario casos de gente que para ir a cualquier sitio, incluso aquellos que están a 5 minutos a pie deciden usar el coche.

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  2. Los costos de propiedad del automóvil son el segundo mayor gasto en los hogares. El hogar promedio gasta casi lo mismo en carros como lo hacen en alimentos y atención de la salud para toda la familia.

    Dado los ingresos limitados de las familias, las personas prefieren gasta en su coche ( que termina siendo dinero perdido ) y podrían haberlo usado en otros gastos que valen la pena, como ahorrar para la jubilación, la educación de su hijos, o la compra de una casa.

    Sin embargo, cuando piensas en esto, las alternativas vienen a tu mente. Si vives en una ciudad grande, puedes usar los sistemas de transporte y ni se diga la bici por eficiente, respetuosa con el medio ambiente y libre de estrés del transporte. Las mañanas van a ser divertidas sin la preocupación del tráfico con la bici.

    Teniendo en cuenta toda la información proporcionada por Eneko Astigarraga en este articulo de su blog, nos deja a nosotros la decision, si tener un carro vale realmente la pena al final.

    Visiten mi blog:

    http://recuperandolacalle.blogspot.mx/

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  3. Tienes toda la razon. Y los nordicos lo saben desde hace mucho tiempo. Desgraciadamente me temo que en este pais donde es tan importante fardar y demostrar que se es pudiente, aunque a veces no se sea, estos argumentos pueden reforzar la idea tan generalizada de que eso de las bicicletas es para pobres. Creo que asi como alguien decia hace unos dias en Carfree.fr habria que mostrar que lo de las bicis es lo moderno super guay a la vez que lo del coche es rancio y pasado.

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    1. Yo creo que más que por "ser guay" en España cogemos el coche por ser vagos, porque nos parece que movernos con la bici (o andando) cansa más. La prueba es que las calles están llenas de coches con los que no se puede fardar.

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    2. hola Frame, en España se juntan las dos tendencias: la gente tiene coche por "fardar", o diciéndolo de otra manera, para demostrar tener un cierto status social, y segundo, que somos muy vagos y el coche se cree que nos ayuda a cansarnos menos. Creo que se junta otra tercera tendencia, y es que desde pequeños se nos ha educado en la creencia de que el coche es imprescindible y es imposible vivir si él. Así ya de grandes la idea está muy implantanda en nuestra mente y la gente se compra coches sin pensarlo, automáticamente, porque toca, sin plantearse realmente si les hace falta.

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  4. Un hoja excel que permite calcular bastante bien los costes del coche

    http://www.enbicipormadrid.es/2011/10/una-herramienta-para-calcular-el.html

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  5. La cuenta de lo que vale un coche sólo es válida ANTES de comprarlo. Una vez comprado hay una serie de costes irrecuperables: el valor del coche si era nuevo, que desaparece el día 1 de estar en la calle, o los intereses al banco por las letras.

    De ahí que según avanza la crisis, en el área metropolitana de Madrid la gente prefiera mantener el coche y renuncie al transporte público.

    Yo mismo me lo he planteado algunas veces, viviendo en el centro y usando el coche una vez al mes, me hubiera salido más a cuenta alquilarlo para esas ocasiones que compralo. Pero una vez comprado, sale más barato mantenerlo mientras el seguro y las reparaciones no se suban a las nubes.

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  6. El coche es la peor inversión que uno puede hacer...aquí lo que pasa es que todavía mucha gente se preocupa demasiado de la apariencia y el qué dirán y por eso no pilla la bici ni cuesta abajo y con viento a favor.

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