jueves, 18 de abril de 2013

La vida más allá del carril bici

Cascante es una de esas poblaciones que se ha aventurado a proponer un nuevo estilo de movilidad entre sus habitantes. Una de tantas que se ha propuesto hacer un replanteamiento de la movilidad en su entorno urbano y que lo ha querido hacer a la brava, previo estudio, pero a la brava, como se hacen estas cosas en un escenario tan concreto como el que ofrece un pueblo de 4.000 habitantes, relativamente llano, diseccionado por dos carreteras y con una arraigadísima cultura de utilizar el coche para todo.

¿De ir en coche al bar a ir al cole en bici?

Con un radio de apenas 600 metros, los cascantinos, como todos sus convecinos de la ribera navarra y, en general, como todas las poblaciones rurales no han superado la dependencia del coche y todavía continúan utilizándolo para todo, incluso dentro del pueblo.

Resultaría tedioso analizar por qué hay semejante dependencia del motor, pero lo resumiremos en una mezcla de necesidad y de ostentación. Necesidad, porque estos pueblos, como todos, han ido quedando aislados, desprovistos de unabuena oferta de transporte público, y sus habitantes se han visto obligados a . buscarse la vida de manera individual, lo que les ha ido empujando a hacerse con uno o varios automóviles por familia para poder atender sus necesidades de movilidad exterior.

Este proceso, que se ha ido consumando de manera progresiva desde los años 70, ha generado una cultura que presenta la tenencia del coche no sólo como una necesidad sino como un estatus al que hay que llegar para considerarse un habitante en plenitud. Esto ha ido derivando, en las últimas décadas, en un vicio que ha conllevado a la utilización-exhibición del coche para todo: para llevar los niños al colegio, para ir a trabajar (aunque se trabaje en el propio municipio), para ir al bar, para ir al polideportivo o para quedar con los colegas.

Ridículos viajes de apenas unos centenares de metros hechos a golpe de acelerador y demostrando una prepotencia que, desgraciadamente, es refrendada por la inmensa mayoría. Estos pueblos viven presos de sus propios coches, habiendo cedido el espacio a los mismos para su circulación y para su aparcamiento, que se entiende como un derecho civil de primer orden.

El reto de la movilidad sostenible en la sociedad motorizada


Pues bien, en este pueblo, y no es el primero, se han propuesto darle la vuelta al asunto, aunque sea haciendo pequeñas tentativas, para proponer una nueva forma de moverse y para enseñar a sus menores que otro pueblo es posible. Y llevan en ello un par de años. Empezaron haciendo un Plan de Movilidad, que ha ido dando sus frutos. Hace unos meses predicaban con el ejemplo, anunciando que la Policía Local iba a patrullar en bicicleta. Ayer presentaban una iniciativa de camino escolar a modo de "bicibus" de la manera más sencilla que se puede hacer que es mediante quedadas colectivas y circulación en pelotón.


Lo llamativo de este cambio es que se hace de una manera premeditada sin necesidad de infraestructuras, sin carriles bici. Recuerdo con intensidad nuestra primera reunión en el Instituto del colindante Cintruénigo cuando, decididos a promocionar el uso de la bicicleta, la condición que nos pusieron es que se hiciera sin carriles bici, porque no hacían falta.

Es mucho más curioso cuando la próxima población Corella había apostado por el modelo opuesto y había montado toda una red de ciclovías pintadas en un fantástico azul Copenague que sentó un precedente en todo el estado. O quizá no lo sea tanto, cuando la gente, conociendo los problemas que había suscitado la implementación de semejante duplicidad viaria quisiera hacer las cosas de manera más modesta, pero a la vez más natural y más empática.


De todas maneras, hay una componente que es decisiva en estos procesos que están viviendo todas estas localidades gemelas y es que, en todas ellas, la bicicleta no ha perdido presencia social en esos años de alocada motorización y siempre han mantenido una masa crítica de gente de todas las edades y todas las condiciones que han seguido utilizándola para sus quehaceres cotidianos. Eso es lo que las diferencia del resto, que los abuelos, los padres, los hermanos y los amigos han seguido usando la bici para desplazarse. Les deseamos todo el éxito que se merecen y que a buen seguro lograrán en esta iniciativa y en las que se propongan en el futuro.

Pero estas no son iniciativas aisladas. Cada vez hay más poblaciones concienciadas y decididas a iniciar la aventura hacia la desmotorización y a hacerlo empezando por el principio, por los niños, por la educación y por la consolidación de estos valores entre los que serán una de las generaciones decisivas para hacer el cambio modal y el cambio mental que devuelva las ciudades a las personas y que dejen a los coches relegados a sus usos verdaderamente eficientes o inevitables.

Como ejemplo, en el otro extremo de Navarra pero con una casuística similar, Bera plantea una campaña de ir "al cole sin coche", al menos los miércoles.

Más ejemplos de camino escolar en este blog de referencia.

1 comentario: