sábado, 25 de enero de 2014

Ciclogénesis bicicletera en Pamplona

Pamplona se ha metido en los últimos días en una ciclogénesis bicicletera tanto en el terreno político como en el mediático, que ha deparado un cierto clima de excepción en la calle. La gente se ha hipersensibilizado con las bicicletas y eso, como se sabe, tiene su lado positivo pero también conlleva una cierta reacción negativa contra "esos de las bicis", que suele empujar a las víctimas a esgrimir el "ladran, luego pedaleamos" que tan pocos amigos acaba haciendo.

Foto: Javier Muru

El caso es que una conjunción de acontecimientos ha servido para poner a la bicicleta en la palestra, si no lo estaba ya antes en la ciudad con más kilómetros de ciclovías por habitante y con las bicicletas públicas menos utilizadas de estas latitudes, la única cuyo registro de bicicletas incluye de manera obligatoria una placa a modo de matrícula y la que se ha atrevido a regular la velocidad en su gran parque fluvial longitudinal por debajo de 10 kilómetros hora. Pamplona ha despertado de su letargo y ha vuelto a polemizar sobre la bici.

Por un lado, el Pleno del Ayuntamiento aprobando una serie de mociones relativas a la bicicleta:
  • Aparcamientos domésticos seguros en locales de titularidad municipal, sobre todo para la población del Casco Viejo de la ciudad, por su particular situación y casuística.
  • Aparcamientos cubiertos y vigilados de rotación en los parkings de concesión pública en lugares estratégicos de la ciudad.
  • Revisión y ampliación de la red de carriles bici de la ciudad.
  • Conexión de la red de carriles bici haciendo mención especial a los accesos que presentan fuertes pendientes.
  • Realización de campañas de buenas prácticas entre ciclistas.
Por si esto no fuera suficiente, coincidió con una publicación engañosa en el periódico de mayor tirada relativa a una supuesta restricción para las bicicletas en el uso de ascensores y en el tránsito por calles peatonales de máxima densidad peatonal, con su correspondiente desmentido posterior, y con la desgraciada noticia de una ciclista que, después de atropellar a una niña, no se quedó a asistirla.

Todo esto despertó a los medios de comunicación que trataron de recoger, cada uno poniendo énfasis en un aspecto diferente según su criterio apriorístico de lo que era más importante, más noticiable o simplemente más sensacionalista. Al final, unos preocupados por los robos, otros por la calidad de los carriles y los terceros por ascensores y limitaciones de circulación y velocidad, la cosa ha devenido un auténtico fregado mediático con su correspondiente revuelo de opinión.

Todo ello coincidiendo con la segunda reunión del Observatorio de la Bicicleta de Pamplona recientemente constituido, en el que muchos de esos temas habían surgido y ya se habían tratado de una manera informal en su primera reunión, pero que no habían trascendido de este foro.

El resultado de todos estos acontecimientos y de todo este espacio dedicado en los efímeros medios de comunicación ha sacado a la bicicleta de su estado de hibernación y la ha puesto en el candelero y ha servido para poner en solfa todo lo que nuestros ayuntamientos benévolos han concedido a los ciclistas: migajas y, para colmo, dispersas.



La bicicleta no ha conseguido mejores cotas de normalización en nuestras ciudades y más concretamente en Pamplona simplemente porque no se ha trabajado desde la lógica de promocionar un medio de transporte sino desde la óptica de la misericordia por unos cuantos desalmados que querían jugársela en medio de la ciudad motorizada con sus vehículos a pedales.

El resultado de esta visión caritativa no ha sido otro que el esperado: conservar la opción ciclista en la marginalidad, en la pobretonería y en la discriminación respecto al todopoderoso tráfico motorizado, pero con buenas dosis de propaganda, de autocomplacencia y de escenificación de éxito.

Lo que se concluye de toda esta onda expansiva es que el proceso de ciclabilización que han iniciado con más o menos acierto, con más o menos decisión o con más o menos valentía nuestros ayuntamientos todavía está pendiente de un reconocimiento mayor de la dignidad del ciclista y con ella de sus derechos, obligaciones, deseos y condiciones. Hasta entonces seguiremos trabajando denodadamente por lograrlo.

1 comentario: