martes, 29 de marzo de 2011

Ralentizar al lento para acelerar al rápido

Resulta obsceno sólo pensarlo. Y sin embargo, encaja. En la lógica de la movilidad que hay que sostener, porque no hay manera de resolverla, hay un encargo por encima de todos los demás: que la circulación circule. Para conseguirlo cualquier medio es bueno. Incluso reducir las velocidades. Está demostrado que reduciendo la velocidad, se reduce la distancia de seguridad proporcionalmente, tanto, que en el mismo tiempo, apoyados en una semaforización inteligente, coordinando ondas verdes estratégicamente, pasan más vehículos en el mismo periodo de tiempo. No es broma.

Los que lo saben, no han podido convencer a nuestros sufridos automovilistas de que se llega antes circulando más despacio, ya que ellos siguen obstinados en pisar el acelerador. Basta con reducir las paradas. De hecho, los atascos más fenomenales se producen siempre en vías de alta capacidad y alta velocidad por efecto de embudos mínimos y por el acordeón que se produce como consecuencia de las reducciones violentas de la velocidad de circulación.

Ingeniar la lentitud combinándola con peligrosidad

Son esos ingenieros, los encargados de diseñar los viarios y las secuencias semafóricas en nuestras ciudades, los mismos que nos hacen cruzar un paso de peatones de 6 carriles en 20 escasos segundos y nos dejan 80 o 100 para pensar cómo vamos a hacerlo, mientras pasan cientos de coches por delante de nuestras narices. A esos ingenieros son a los que se les ha encomendado la difícil tarea de, con la excusa de velar por nuestra seguridad, diseñar las vías para apartar a los ciclistas del tráfico. Al menos así pasa en nuestro país.

Ellos son los culpables de que haya vías bidireccionales de anchuras inverosímiles, con intersecciones intransitables, curvas angulares y complicadas interacciones con los peatones y el tráfico rodado. Pensar que lo hacen bienintencionadamente puede resultar ingenuo, creer que lo hacen para beneficiar al poderoso parece demasiado taimado.

A las pruebas hay que remitirse. La bicicleta, que históricamente es el vehículo más rápido en la ciudad cumpliendo el código de la circulación con prudencia en calzada, se convierte en un artilugio patoso, amanerado y lento cuando lo hace por la mayoría de los carriles bici que nuestros ingenieros han tenido a bien firmar. Eso sin contar la peligrosidad que añaden a los tránsitos ciclistas al disminuir la atención de estos en los cruces e incorporaciones y ante cualquier sorpresa, por efecto de la percepción de falsa seguridad que transmiten a sus incautos usuarios.

Del blog El Transporte Público en Zaragoza y otros temas
Mediante circuitos tortuosos, circunvalaciones exageradas, cruces retranqueados y otras argucias, andar en bici por muchos de estos carriles bici es toda una peripecia que no sólo dilata excesivamente el viaje del confiado ciclista, sino que, además de hacerle perder prioridades y visibilidad, le pone en muchas situaciones de riesgo innecesario prácticamente imposibles de gestionar ni siquiera por ciclistas expertos. Miradas atrás en diagonal, control de hasta 5 puntos a la vez, maniobras de giro que han de hacerse en carriles que miden poco más de 60 centímetros rodeados de todo tipo de obstáculos (alcorques, árboles, bancos, farolas, setos, barandillas, etc.) y que muchas veces incorporan pinturas y pavimentos deslizantes.

Que se traduce en accidentes

En un estudio que se nos presentó en el último Velo-city, realizado en Sevilla, en el que se registraban datos de 100 accidentes ciclistas que requirieron hospitalización, ocurridos en esa ciudad en apenas 6 meses, se demostraba esto. La mayoría de los accidentes se produjeron en carril bici (76,4%), en suelo seco (84,3%) y de día (86,5%), como cabía esperar. Las conclusiones, terribles:
  • Es necesario diseñar campañas de educación vial dirigidas tanto a los ciclistas, peatones y automovilistas. También es necesario incorporarlas a los servicios de prevención de riesgos laborales de las empresas.
  • El carril bici transmite una falsa sensación de seguridad que provoca la mayoría de los accidentes, por la relajación del ciclista, lo cual lo hace desaconsejable para ciclistas inexpertos.
  • Como las lesiones más frecuentes que pueden causar la muerte del ciclista son los traumatismos craneo encefálicos se recomienda el uso del casco para prevenirlos.
  • Ahora bien, como el casco no protege en la colisión con un automóvil ni en velocidades superiores a 20 kms/hora, se recomienda reducir la velocidad de circulación de las bicicletas por debajo de este límite.

Conformismo e inmovilismo: presente y futuro

Se pueden hacer las cosas de otra manera, mejor, pero parece que aquí el conformismo es la norma entre los que dicen defender las demandas de los ciclistas en nuestras ciudades. Eso les hace tragar todo tipo de despropósitos para no soliviantar a los responsables de los mismos, no vaya a ser que dejen de implementar más ciclovías, sea como sea y caiga quien caiga, aunque sean ciclistas. La crítica no es bienvenida, aunque sea constructiva (relativa a la construcción). Da igual que no se consigan las metas, no importan los daños colaterales, si es más incómodo y más peligroso para ciclistas y peatones tampoco es lo relevante, lo verdaderamente importante es que haya acciones ciclistas. Y punto.

Hoy he conocido varias noticias respecto a mi municipio, que puede presumir de tener uno de los viarios ciclistas más desafortunados de todo el estado:
Más de lo mismo. ¿Descabellado? Nada de eso. 

5 comentarios:

  1. Hace tiempo que le doy vueltas a la idea de que lo mejor que podemos hacer por la bici es..primero defender los intereses de los peatones y segundo pedalear...o viceversa. Enhorabuena de nuevo y buen trabajo.

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  2. Eneko, me encanta tu blog, lo sigo con relativa frecuencia y soy uno de esos ingenieros "criminales" de los que hablas. Me gustaría hacer un apunte a esta entrada y es que los ingenieros, sobre todo los municipales cumplimos directrices políticas en absolutamente todo lo que hacemos y las órdenes pueden ser encajar carriles bici en viarios ya consolidados, todo ello para ganar la carrera de ciudades que más carriles bici tienen en España.

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  3. Eneko, a mi también me gustan tus reflexiones ... Anónimo no será de de Vitoria-Gasteiz?

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  4. No me convence nada el artículo firmado por la Asociación Medios de Transporte Saludables. Empecé a leerlo en su día, y no me pareció del todo mal, pero ahora lo he leído con más detenimiento, y no me gusta. Demasiado condescendiente. Una cosa es no adoptar posturas radicales, no ser demasiado rígido en la defensa de la bici, y otra cosa es tirar la toalla, como parece que han hecho ellos. No se dan cuenta de que al animar a los ciclistas a abandonar la calzada, les están haciendo el caldo gordo a otro tipo de radicales, los motorizados que se creen que la calle es suya. Como el que ayer, conduciendo una grúa, me pegó un grito bajando Beloso para que utilizase el carril-bici. ¿Carril-bici eso? ¡Anda ya!

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  5. "La mayoría de los accidentes se produjeron en carril bici (76,4%)"

    Eso es coherente con lo que hemos averiguado sobre muertos ciclistas en zona urbana en 2009 ( http://t.co/nlbggDz ). Pero ¿Puedes indicar la fuente del dato, por favor?

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